Palabras Iluminadas by Noemí Calvo Melón

Derrama abrazos por donde pases, hermano. derrama miradas a las ondas de las pupilas, amigo. derrama entendimiento a corazones heridos, a sonrisas y muecas fingidas, que necesiten tu aliento. Lanza bombas de esperanza donde halles fatiga, lanza tierra firme, donde veas inquietud pendida de un hilo. Lanza quietud a temblores de manos nerviosas, a tics de gestos contenidos, que requieran tu alegría. Porque más allá de lo fingido, más allá de lo establecido, sabemos qué somos, sabemos qué sientes, porque también lo hemos sentido.

Nos creemos solos, poco importantes, vacíos. Cada acto, cada gesto, en busca del reconocimiento. Se nos enseña a no pedir ayuda, a caminar solos. Pero, ahonda, lector, en los ojos que te hablan. Ahonda en las miradas: Yo también perdí mis esperanzas. Él también perdió a un ser querido. A ella se le quebraron ilusiones fallidas. Ellos también están enfermos, dolidos. Nosotros también estamos aterrados por el futuro. Tú también ignoras qué sentido tiene tu vida. Todos estamos en la misma carrera alocada, desconcertados por el Azar que nos salpica. Asustados por los mismos temores. Todos queremos ser algo para alguien, todos buscamos amor, respeto, amistad. Los mismos anhelos, las mismas esperanzas. Cubiertos de la espumas de temor desbocado. Somos en lo profundo, pese a las razas, a las culturas, a las clases sociales, a las tribus, seres con el mismo sentimiento. He visto en tu mirada la misma felicidad al ver a tu hijo; te he

Habrá un futuro que nos espere, tras las húmedas cortinas del presente, tras los humos cetrinos de las caras urbanas. Habrá conciencias desflorando, habrá misterios descubiertos, prejuicios derrumbados, y nuevas conductas de uno a uno que cambien el todo. Se derrumbaran los muros otra vez alzados, los atrasos, las renuncias, las vueltas al pasado. Se luchará, se alzará la mano al injusto, se expondrán proyectos, habrá miedos, habrá dudas, habrá quien falle, pero se volverá a avanzar, se volverá a nacer, seguiremos creciendo.

Porque ya experimenté todo, te hablo. Porque por ahí pasé, te digo. Porque bebí de la misma fuente, te advierto. Porque ya curé heridas, te aconsejo. No habrá recorridos seguros, ni caminos trillados. Caerás una y mil veces, aunque sepas dónde está la piedra. Dirás “jamás” con convicción, y volverás sobre tus pasos. Seremos errantes viajeros de aprendizajes inciertos. Caminaremos inquietos sin seguridad alguna. Cuando creas que todo es estable, soplará un viento y cambiará. Errante Fortuna que gobierna la Vida.

Torturada la testa de recuerdos, aberturas obligadas a pasados inmundos, torturas que me dejaron herida la piel y los surcos de mi nuez cerebral. A deshoras, activo al límite, despertado todo sentido y latiendo loco el corazón animal. Ojeras tan marcadas que no hay quien engañe, ojos entristecidos por la vida. Ojos abiertos a la realidad. Intentando teñir de azul los negros recovecos de oscuridad. Sótanos y bajeras de amarga hiel, que hay que limpiar. Arcoíris sin luz, aún por despertar. Opacos los colores por iluminar se quedan ocultos en la penumbra a punto de despuntar en alba, y echar a rodar todo recuerdo fúnebre. Activa actividad frenética, que no permite parar, y mantiene alocado un ritmo sinsentido, que te puede quebrar. Anhelo la mañana fresca, del despertar, un nuevo día sin fatiga.

 Faltas, faltas como el aire y el aliento. Faltas como nubes lluviosas en el cielo. Se hacen arduas las jornadas, y pesadilla las noches. Arrancas esperanzas y dejas vacío, ahora que no estás. Ahoga la pena y la soledad. Y los acontecimientos que debiste vivir, se envenenan de recuerdos que no tendremos. No somos tan fuertes, que podamos con tu ausencia. No somos hombres ni mujeres de acero. Lloramos a solas cuando querríamos gritar desbocados al universo. Encendemos velas, y rezamos a dioses injustos sin creerlos, amarrados a esperanzas que no tienen fundamento. Se hace tan absurdo todo, que falta hasta el aliento. Te echamos de menos.

B orrosa mirada que, de vino, ya no se avergüenza. Y suspira a un beso tuyo que nunca ocurrirá. Deseos soñados e imaginados abrazos que no deben ser. Traición al amor pactado, y labios empapados de sudores ambiguos, de pálpitos contenidos, de hacer que no te deseo, cuando me excita hasta el roce de tus dedos. Caja de Pandora de bisagras ocultas, que no se abrirá nunca. Esperanza volátil que quedará encerrada para siempre. Cuando la eterna palabra cobra sentido.

Qué diferente es tu vida de la mía: no doblegaste tus músculos al esfuerzo. Todo fue regalo y diversión. Nunca limpiaste tú tu suciedad. Y te crees más que yo. Emborronaste de críticas tu humanidad, la recubriste de ego y de soberbia. Te crees más que los demás, mas adornas tu vida de mentiras. Atenta siempre al exterior, buscas aprobación en los demás. Crees que eso es vivir, mientras te doblegas en adulaciones a los que crees superiores. No hay una rey o un marqués detrás del título. No hay un Don que valga un as. Tan solo son humanos embadurnados de vacuo poder. Esclavos cada minuto de lo que deben, y títeres de hipocresía. Barbies y Ken de plástico, burlándose desde lo que creen lo alto. Los miro desde mi humildad y resultan patéticos. No se dan cuenta que el reloj no para, que no se construye nada con falacias. Que pierden pie en una obra de teatro, y que no habrá mutis por el foro. Que todo es un efímero vag

Es el mismo viaje, pero no vamos al mismo lugar. Ya quemé los barcos y abandoné los “debería”. Ya dejé de lado los “podría”, y los cambie por “¡adelante!”. Mi viaje y tu viaje, los dos a la deriva, pero yo piloto mi nave nadie la guía. He cruzado más puertas, he roto más barreras, y comprendido antes que tú los finales que se venían. Es el mismo viaje, pero no vamos al mismo sitio. Y, aún así, creía aprendidas las lecciones, y, al repetírmelas la vida, volví a ser frágil, volví a estremecerme. Aún se hizo más profundo el entendimiento, de que no habrá un mañana, que el mañana es hoy.

Formaba palabras iluminadas, recogiendo atributos de futuro. Quería recorrer tus miedos, y asistirlos ilusionada. Quería sembrar de anhelos, tus traumas bautizados desde el pasado más ignoto. Mas tenía los míos propios atenazados. Cubría mi temor con tus abrazos. Quería juntar tu resquemor al ideario esperanzado. No sé si lo logré, o me frustré al intentarlo, solo sé que aún quiero lograrlo.