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Mostrando entradas de marzo, 2014

Mares

Mares mil de azules impíos, donde derramo mi vista y dejo cuitas y quebrantos... Allí donde se pierde el infinito y carece de sentido el tiempo... Arenas de ocres colores armadas de años cambian al día, y desparraman nuestra conciencia.

Vísteme

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Vísteme sin telas,  con los ropajes que acontezcan,  vísteme de sueños,  de nobleza.  Aturde y sacude toda forma pre-establecida,  formada,  obligada. Quítame los adornos,  el tinte del cabello,  los perfumes y aderezos. El maquillaje,  los espurios labios,  el ejecutado tocado. Quítamelo todo y, déjame,  desnuda,  tendida sobre la cama,  contémplame, soy yo,  sin atrezo. Y vísteme con tus labios,  sacude mi vida,  no dejes tiempo al pensamiento. Ser un ser sin nada, ni hoy ni ayer ni mañana.

Tristeza

Tristeza: te apoderas de mi ser lo combates y derrotas, pones freno a mi ilusión y agotas mis sentidos. Has vuelto todo del revés y privado de sentido el abrir de mis ojos... has teñido de crueles grises lo que tenía color. Has derrotado a mi batalla por ver la primavera. Se ha alejado del sendero palpitante y nuevo lo que preveía tan hermoso. Has crujido mis huesos con dolores. Y las almas partes como palillos en las manos. Has helado mis manos, has congelado mi sangre bermellón... Tristeza agarraste mis cuerdas vocales para no emitir sonido... y la furia que nacía se diluyó como bolitas de enebro presionadas con mis dedos. Has gastado como por encanto, toda fuerza y energía. Soy batida en retirada, soy pieza de caza abatida, yerma en carros suspendida cuelga mi cabeza hacia fuera y, aún, entrecerrados los ojos, ven los últimos recodos del camino, que se desvanece entre mis postr

Se me quiebra el mundo

Se me quiebran las lágrimas de tanto guardarlas,  se me quiebra el mundo  de tanto sujetarlo,  con "debo" y "tengo"... Se me apaga el día,  con luceros del alba,  que no aclaran.  Se me escapan gritos indómitos de dolor punzante en las entrañas.  Y, luego,  pausadamente,  vuelvo a atar mi desenfreno con púas y varas,  y a volver a ser,  la dócil, la callada... Y se muere un poco más mi alma..

Niña

Me sonrojo como niña, no solo no perdí inocencia sino que aún temo más, desvelarte lo que siento. Me sonrojo y me desvelo como adolescente atrapada en sueños de deseos que no encuentran salida. Me tiembla la voz , al verte, y un ardiente escalofrío recorre todo el cuerpo. Me siento débil, pequeña cuando ignoro qué piensas y si tus ojos me miran como te miran los míos. Busco excusas para verte, tontas y pueriles, yo las creo. Huyo y me retracto y luego avanzo enloquecida cual Bacante en fiera fiesta. Doy atrás tres pasos y la audacia avanza cuatro, si contestas, me estremezco, si no, desfallezco. Gimo y suspiro a solas, terriblemente acobardada. Ni sé qué decirte, se me atoran las palabras. ¡Qué vida hay en mi alma! ¡qué pecado prohibido me acecha! ¡qué dulce locura en la que caer!

No me dejes...

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Se me va la arena del reloj, se me escapa, han puesto fecha de caducidad a nuestras vidas, y no lo sabemos. La eternidad se nos va, en absurdos quehaceres y devaneos. Y, mientras esperamos, que algo ocurra, nada sucede. No me dejes: que no se escape el tiempo que nos queda. Quiero vivir como si no hubiera un mañana. Y que me atrape el sueño de que soy algo en tu alma. No estoy muerta, hay un latido dentro de mi, que no se acaba.

¿Dónde se fue la lozanía?

¿Quién ha privado de su lozanía la rosa que ayer fragaba su aroma? ¿Quién ha secado tu rostro con arrugas y muecas enjutas? ¿Quién robó el rubor de tus mejillas que antes saltaban por meras miradas? ¿Quién dejó yermo el cauce de un río donde antes saltaban los peces? ¿Quién, en su locura indómita, ha dejado correr las cosas y las perece? Es el tiempo, traidor que se escurre, como arena de reloj. No importa cuánto entiendas que se va, no importa, cuánto intentes atraparlo, devorarlo. Continúa inexorable su paseo por veredas ignotas y verdes prados. Subes a lo alto de la noche a contemplar cuan pequeño eres, y preguntas a cada estrella qué sentido tiene todo. Se resquebrajan las dudas, cuando entiendes que nada importa, y al mismo tiempo, cuánto significa cada instante. Es el tiempo, taimado amante. que no perdona a nadie.

Objetos trampa

Terribles objetos que cierran posibilidades: la puerta que se cerró detrás de mi, sin haberte hablado alejándome de tu lado parecía imposible de volverse a abrir. Atrapados en las sillas, tú y yo sin poder acercarnos. Malditos objetos trampa. La mesa que se interpone. La distancia, pensada, de nuestros pies, nos separa. Sillas fijadas con tornillos que nos anclan a posiciones inamovibles de donde no poder huir. Si quiero acercarme, no puedo, si huir, tampoco.

¡Alza el vuelo!

Mujer que te crees débil,  levanta el vuelo,  mujer que te dejas:  aconsejar,  atosigar,  violentar. ¡Levanta el brazo!  ¡Tú puedes! Para a tu oponente.  No eres tan débil,  solo te lo crees.  No estás sola,  somos miles,  miriadas,  las que lloramos en soledad, las que amamos desconsoladas.  Las que apoyamos nuestras almas en otras amigas mujeres maltrechas.  No sabemos aún que es ser mujer,  nos construimos a paladas de arena fina y torpes moldes que resquebrajamos a golpes.  No somos pechos,  ni tacones,  ni vaginas sobadas,  somos algo más,  sentimiento, fuerza,  coraje.  No somos válvulas de escape,  ni plañideras,  ni escobas recogedoras,  somos mucho más,  somos la madre,  somos la amiga,  la que nos abraza a nosotras mismas cuando todo cae.  Por eso, mujer,  que por tan poco te tienes,  ¡alza el vuelo!  ¡Tú puedes! No eres una,  somos bandada. 

Versos confusos

Lee mis versos confusos, escritos con mano temblorosa, y déjate llevar a mi mundo de universos creados. Quiero acariciar con verbos, la espalda que mi mano no atreve. Quiero expeler de tu alma el suspiro que mi corazón pretende. Déjame soñar con húmedos besos y que mi corazón galope con imaginarios roces. Busco el recuerdo de tus ojos, mirándome, y se diluye... difuminado en el recuerdo. Déjame abrasar mi alma en mis lúcidos sueños . Déjame tocar un poco de tu ser, con mis níveos vocablos, pues mis pensamientos son turbios, y no los mereces. Que van de tu boca a tu pecho, que gimen oscuros, languideciendo de perversos deseos. Que lo que te parece honesto, no es sino taimado anhelo encubierto. Que mirarte te miro y desnudo te sueño.

Abrazos perdidos

Escondo mis manos al encuentro,  son aspas de molino,  quietas en lugares no ventosos. El roce de tu piel me envenena y despierta de letargos invernales tan lejos en el tiempo que ya no recuerdo,  cuando hubo calor  en vez de hielo. Calores que encienden afectos que trato de ocultarme. Y cuando un niño  rompe mis esquemas,  abraza mi índice y se aferra a mí... se me estallan los cristales de mi férrea coraza sin reservas. Vuelve el color a mis pálidas mejillas como después de copa de vino.  Y se turban todas mis aguas calmas,  en terrible torbellino. Frío gélido del alma corre triste al párpado contenido que sujeta mis lágrimas aterido. Siento que Vida corre a mis venas alocada... siento cuánto he reprimido. Madre, que no te abrazo; padre, tanto te he querido. Y los amigos que pasaron,  y los que después han venido: os debo tantos abrazos que me he tragado, sin yo pedirlo...

Pesar

Un buitre gigante a millas de altitud,  sobre mi cabeza.  tan lejos,  y aún se ve tan grande... planea en un cielo azul plomizo.  Está en lo alto,  ignorando cada pensamiento humano. conoce qué hacer,  qué comida buscar,  y donde guarecerse... y yo... en la tierra,  huyo de mí misma y me escondo lejos de mí,  atemorizada.  Y mientras cae la lluvia,  mis ojos sangran lágrimas heridas,  y se apoca el pecho sin saber qué pesar le abruma. Y ni conoce donde guarecerse,  ni a quien acudir. Esta solo como estrella en universo,  colgada,  suspendida.... como anda la luna con mi alma.