Amó como nunca se ha amado

Y amó como nunca se ha amado,
creciendo en cada nosotros,
rebuscando en cada yo.

Y besó los labios sin posesiones,
sin querer eternidades ni flagelos,
sin aferrarse ni perderse.

Creció Amor entre dos almas,
hizo mágicos recuerdos de futuro
agazapados en la incertidumbre.

Un hombre solo perteneciendo a sí mismo,
sin necesidades ni requerimientos,
entero y completo, maduro,
hebra de calabaza deshilachada por la vida,
pero sin daños ocultos ni gestos pensados.

Una fuerte mujer entera,
construida de patrones rotos y pespuntes.
Sin amarres ni necesidades,
sin prejuicios ni aferrarse.

Universo quiso juntar estrellas con galaxias,
y bregar barcas con remos forajidos.
Azar quiso montar a la diosa en su trono,
y al dios en su sensibilidad.

El abrazo se eternizó sin pretenderlo,
y la bola del tiempo se deshizo por parcas manos.

Amor de poder insondable
arrojado al piélago profundo.
Amor que se hizo maduro y sincero.



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