Acanto de ambrosía
Liba en mi boca la
esencia de roble
de tu aliento.
Que deje el poso hendido
de tu inconsciencia,
desde mi papila humilde
a mi henchida nuez.
Y fluyan los
pensamientos,
y se aligere la lengua,
soltada, derrotada
sin fe,
amarrada a la soledad de
cereza
que tu calor alimenta.
Miento al vino que
me arrebata,
le creo,
me da la ilusión de tus
destrezas.
Me da la ilusión
que me acompañan.
Se desvanece tu niebla,
vuelvo a roto vacío de
mis silencios.
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