Ternura

No hay ocultación, 
ni educación, 
ni sesgos de premura, 
en los abrazos sinceros
que de amigo a amigo brotan.

No hay cancelas, 
ni estribaciones, 
ni dobleces 
en la mano que acaricias.

No hay misterios en mis ojos;
son éstos
más evidentes que el amanecer
que se aproxima.
Que nunca supe fingir, 
ni adaptarme a sociedad enferma.

Si te busco, es que te quiero.
Si te llamo, es que te espero.

No quiero regalos de Dánaos, 
no los pretendo, 
ni naves tengo con las que huir. 
Soy cual me ves,
más que evidente.

Ya no juzgo ni condeno, 
aquello que no entiendo. 
No soy quién para atreverme, 
ni rogar a un Dios supremo
que nos juzgue y nos ordene
en lo que siento.

Somos uno, o así lo siento.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Por la herida entra la luz

Amó como nunca se ha amado