Suavidad
Suaves parpadeos en tus ojos de niñez,
manos púrpuras de la vid recién cortada,
y en la pernera, un atillo de maderas.
Las manos tiernas envolviéndose al unísono,
agarrotadas de deseos,
la cintura estrechándose a cada roce.
Los labios abiertos en flor de primavera,
rociando éter de pasión,
y las mejillas grana y fuego.
Dedos que expresan toda una búsqueda,
latidos que parecen terminarse,
sentidos táctiles de un súbito rubor.
Marcas rudas en la piel llenas de ternura,
y suaves pétalos fragantes,
abriéndose ante ti.
Los ojos encorvados al cielo
del éxtasis primigenio,
alzando voces guturales tus cuerdas vocales.
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