Campanas del tiempo

Han vuelto a tañer las campanas,
han vuelto a resonar en mis oídos,
recordándome cómo huye el tiempo,
como se escapa...

Sordo gong que desliza las horas
y hace aún más absurda mi vida,
más efímera y sin sentido.

Sobrecogedor tañido de muerte,
que anuncia, repite y recuerda
que es tarde para amarte,
que nada pasó.

Fugaces historias,
fugaces recuerdos
de besos que no nos dimos,
de abrazos que no ocurrieron.

Sueños lanzados a Orión
y recogidos en sus estrellas
circunspectas y distantes.

Fantasías en la noche,
de que me amas,
de que me estrechas,
de que rozas mi alma
con la punta de tus besos.

Nívive, a quien me encomiendo,
señora del cielo,
guárdame este secreto
y sé refugio de mi inquietud.

Revela las verdades veladas,
entre ocultos paños,
y los verbos negados
a salir de mi boca.

Hazme la mujer segura,
la diosa eterna
que pugna por su Amor.



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